Como bien saben, mis queridos y letrados clientifans, la ciencia y el arte no son antagónicos sino más bien, complementarios: estética, orden y belleza juegan un rol primordial en la creación de teorías, el estudio de cualquier fenómeno debe tener -por cierto- su propia belleza matemática. De hecho, yo misma, soy una belleza matemática de la perfección. Bueno, vos también.
Borges y su capacidad de emocionarnos con sus poemas y sus cuentos ha sido conexión y referencia de muchos científicos: más de 4000 de sus citas mencionadas en la web de ciencia son citas científicas, no literarias. Y ya sé, seguro saldrán varios de sus detractores a blasfemar en su contra, pero a ver, para mí la inteligencia de los científicos se mide en selfies: ¿¿Cuántas selfies con lentes de sol se tomó Einstein?? Ajá, listo. U-BI-CA-TE!
Sin quererlo ni buscarlo, Super Borges, fue el primero en hablar de Los Universos paralelos a través de la literatura, sí señor!, su cuento El Jardín de senderos que se bifurcan, nos habla de ese laberinto temporal donde las realidades existen en una red de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Pura física cuántica.
¿Se imaginan? Es algo que no deja de estremecerme. Pensar que existen más posibilidades paralelas de las que nosotros mismos vemos y que son también verdad!!! Pensar que puedo encontrarme con mi clientifan favorito más allá de este tiempo y espacio que flota, un tiempo en el que nuestro Juego sensual deja de ser efímero y se extiende hasta el infinito, haciendo que pierda el control de mis deseos. Glup. Borges siempre me sorprende.
Hoy, 24 de agosto, hace muchos años nacía Borges (I❤️Borges), y quiero compartirles uno de mis poemas favoritos: Otro poema de los dones. Me gusta mucho por el sentimiento de agradecimiento que posee y por como sus versos recorren el mundo entero, frases que expresan el sentir del amor, la amistad, el fuego, el contraste físico entre el diamante y el agua, el misterioso juego de ajedrez, la referencia musical al final del poema, así como la mención de su abuelita, Frances. Ojalá les llegue al fondo de sus corazones (claro, si lo tuvieran). Este ha sido un momento de extrema sensibilidad de mi parte, lo sé, estoy que sudo (oh, yo no sudo), estoy que brillo de emoción al compartirlo.
Otro poema de los dones
Gracias quiero dar al divino Laberinto de los efectos y de las causas
Por la diversidad de las criaturas que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
Por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer, que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego,
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa, que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron de una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarcó mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg, que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído: Gesta Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre, que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía,
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida in los jazmines, o en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte, esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.
Jorge Luis Borges, The Master.
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