¡Qué placer tenerte de vuelta, aunque sea a través de esta bendita web! Ya sabés, después de unos añitos en la industria del sexo, la lista de personas que han recorrido estas curvas mías… ¡es larga! Y no te digo más para no herir susceptibilidades, pero larga con mayúsculas, eh, jajaja 😏
De una te digo que estoy recontenta con cada una de las relaciones que construí en su momento. Algunas duraron lo justo, otras se estiraron un poco más, pero lo importante es que ¡qué recuerdos, mi amorshhh! Besos, abrazos, revolcones que ni te cuento… Todo eso me viene a la mente y ¡puf! Me acuerdo lo bien que la pasábamos en el catre. ¡Qué dupla explosiva hacíamos! Y no es por exagerar, pero el trabajo en equipo que teníamos era digno de un premio.
Quizás por eso estás de vuelta, ¿no? Capaz que andás recordando ese viajecito a Milán… (Sí, ¡a vos te hablo!) Caminando por Vía Montenapoleone como si fuéramos reyes, yo con mi heladito de menta y vos, tipo campeón, cargando las bolsas con mis compras. ¡Qué momento tan sublime! Cada uno en su mundo, disfrutando a su manera, y después… ¡ufff! Nos devorábamos como si el apocalipsis llegara esa noche. Ah, y el jueguito en el restaurante, ¿lo recordás? Yo bajo la mesa y vos tratando de mantener la compostura. ¡Qué actorazo! Pero bueno, hasta el más tímido se quiebra y vos no fuiste la excepción. ¡Llegué lejos, muy lejos! 😂
Y cómo olvidarse de París… ¡Ah, París! (Sí, sí, vos sabés de quién hablo). En el Buddha Bar te seguí hasta el baño y mientras te lavabas las manitas, ¡pumba! Cerré la puerta. Nos miramos en el espejo, vos con esa sonrisita de “chico malo”, y ya sabés lo que pasó después. Nada nos importó, ni los golpes en la puerta. Salimos como si nada, vos vociferando como un loquito “¡arreglen esa puerta, que nos quedamos encerrados!” y brindando por la salud sexual de la humanidad, ¡cervezas para todos! 😎
Ah, y esa vez que me hiciste caminar por todo París en stilettos porque no había taxis… ¿Cómo te odié esa noche, eh? Intentabas llevarme en brazos y yo gritándote ¡déjame bajar que parecemos dos locos! Pero qué noche mágica… ¡inolvidable!
Y no me olvido de vos, ¡el chef estrella! Llegaste a mi depto al lado del W y ¡ahhh! Te mandaste una cena que ni en MasterChef. Y encima me hiciste un stand-up con ese acento andaluz que me subía las ganas a la cabeza. Desde esa noche, te amé con furia hasta casi desmayar. ¡Un romance digno de película, lleno de risas, camarones y flujos compartidos!
En fin, si te reconocés en alguna de estas historias que dejaron una marca (y vaya que dejaron), no dudes en pasar por mis Legis Sacratus. ¡Chequeate los FAQs y seguimos disfrutando juntos!
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